Las economías emergentes son el nuevo objetivo de los fabricantes de móviles. Enfrascados durante muchos años en una pelea titánica por ganar el mercado de los smartphones, los países en vías de desarrollo fueron desatendidos como mercados potenciales. Ahora que el pastel de las naciones del Primer Mundo está bien dividido, es lógico que las empresas se fijaran en regiones como América Latina, Europa Oriental, Medio Oriente, Asia y África.
Como latinoamericanos, entendemos perfectamente cuál es la coyuntura de este mercado. El poder adquisitivo de los ciudadanos en economías emergentes no es tan poderoso como el de los países desarrollados; además de que la riqueza tiene una distribución menos equitativa. Esta situación provoca que sólo un sector reducido de la población sea capaz de acceder a productos tecnológicos que, dadas las circunstancias, son considerados como un lujo. Si a este cóctel le aumentamos las brechas tecnológicas o la escasez de oferta, entendemos por qué, a priori, las marcas no estaban tan interesadas en este sector.
En el caso de los móviles, una buena parte del mercado aún está denominado por los terminales de baja gama. Si bien los avances en conectividad —como el protocolo 3G— o la integración de servicios en un solo aparato han ayudado a la popularización de los smartphones, el precio continúa como una barrera importante. Amén de sus ventajas en durabilidad o estabilidad, el costo es uno de los principales argumentos para que los móviles de baja gama sigan como una opción fuerte dentro de varios países.
Aunque estas ventas son menospreciadas por muchos de los analistas, las economías emergentes sirven para explicar algunos fenómenos en el mercado móvil. Por ejemplo, la caída de Research In Motion —estrepitosa, para muchos de los expertos— ha sido amortiguada por un inexplicable repunte en países de América Latina. La razón es que los teléfonos BlackBerry (sin ser terminales de gama baja per se) ofrecen una opción muy barata y más popular para los usuarios que optan por un smartphone. Por ejemplo, en México, proveedoras como Telcel o Iusacell ofrecen los equipos de forma gratuita con la contratación del plan telefónico —una amortización de costo que no han podido emular con el iPhone u otros terminales más costosos—.
Este ejemplo es muy explicativo porque nos muestra un detalle importante: no es que las economías emergentes no esté interesadas en los smartphones. El problema es que no pueden adquirirlos con facilidad. Los móviles de baja gama llenan un hueco en un nicho de mercado que pocos están atendiendo. La tardía entrada de los teléfonos inteligentes a estos países es entendible desde la perspectiva de sus redes. Ya que la conectividad a Internet es un factor fundamental para la adopción de smartphones, no contar con la infraestructura adecuada pudo retrasar este avance. Ahora que muchas naciones se ponen al día en este rubro —por lo menos, en América Latina— se ha creado un vacío en el mercado móvil.
Hasta ahora, son las marcas relativamente desconocidas las que se ha aprovechado de este nicho. En China e India, la penetración de smartphones es alta, pero casi todos, de fabricantes de poco renombre. En México, por ejemplo, la china Huawei o la francesa Alcatel han logrado ganarse clientes que tienen un poder adquisitivo menor a cambio de un terminal austero. El reciente anuncio de Apple para introducir un iPhone de bajo costo responde a esta necesidad. Aunque los de Cupertino están más enfocados en entrar en el mercado chino —una auténtica veta de oro esperando ser explotada— ésa sería sólo la punta de lanza para entrar en otras economías emergentes.
Claro, la competencia no podía quedarse con los brazos cruzados. Al anuncio de Apple hay que sumar a Nokia y a Samsung, quienes también prepararan nuevos terminales de bajo costo. Ambas empresas son las reinas de ese sector —seguidas de cerca por Huawei— y no quieren perder su puesto. Los coreanos planean introducir una serie de móviles accesibles a partir de su línea Galaxy (¿también recibirán demandas por esos?), también con la esperanza de atacar en China e India. Por su parte, Nokia también presentó tres móviles cargados con Symbian, aunque como un guiño a esta apuesta, Microsoft anunció Microsoft Phone Tango para terminales de gama baja.
Así que la arena está puesta. Es muy pronto para determinar un probable ganador, pero estoy muy seguro que la entrada de Apple supondría una fuerte sacudida para los bastiones de Samsung y Nokia. Al final, espero, el beneficiado deberá ser el consumidor final, quien verá llegar hasta sus países una opción a un costo asequible, aunque tenga que sacrificar algunas características. ¡Que comience la batalla!
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