El maltrato se contagia en los lugares de trabajo, se transmite al cliente y perjudica el desempeño general, sugiere un reciente experimento.
A TRATARNOS BIEN
Tener un empleo donde existe una "cultura del destrato" resulta obviamente desagradable para cualquier trabajador. Pero un reciente experimento indica que esto perjudica también al empleador, y a la empresa en general.
Trevor Foulk, estudiante de doctorado en Gestión en la Universidad de Florida, EEUU, decidió ocuparse del tema, luego de comprobar el abismo que existía entre el "paraíso académico" y el "infierno laboral". Así, estudiantes calificados y de brillante desempeño, acababan teniendo una labor mediocre luego de chocar contra una realidad hostil.
El estudiante destacó el hecho de que la mayoría de los trabajadores no experimentan el maltrato en toda su carrera universitaria, pero a menudo sufren con la permanente grosería en su día a día laboral.
"La falta de educación tiene un efecto negativo increíblemente poderoso en el lugar de trabajo", afirma Foulk en declaraciones recogidas por el periódico inglés The Independent. "Cuando la gente se ve enfrentada a esa grosería, trabaja peor, es menos creativa y menos útil para su equipo", asegura.
En sus estudios, Foulk descubrió un mecanismo mental que se dispara cuando sufrimos maltrato, alejando nuestra atención del trabajo que tenemos que hacer.
Para comprobarlo, realizó un experimento singular. Consiguió que un coordinador de estudios citara individualmente a numerosos estudiantes, y luego se las arregló para que llegaran tarde.
De acuerdo a un plan preestablecido, el coordinador reprendió a todos por su retraso, pero mientras con algunos lo hizo de forma educada, con otros fue rudo y descortés. Luego, cada estudiante convocado tenía que responder un email. Foulk comprobó que los estudiantes que habían sido maltratados tenían mayor tendencia que el resto a responder de forma también grosera.
Para Foluk, su pequeño experimento es una muestra de la necesidad de abordar el destrato a nivel organizacional, para evitar que gravite sobre el desempeño comercial de las empresas.
"Espero que haga a los directivos de compañías prestar atención a lo negativos que estos comportamientos pueden llegar a ser, y su perjudicial efecto sobre el rendimiento", concluye.
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