TRISTE PÉRDIDA
La acción del hombre está el origen de estas tendencias: de la pesca excesiva y las industrias extractivas hasta la ordenación del litoral y la contaminación, pasando por la emisión de gases con efecto invernadero responsables de la acidificación oceánica y el calentamiento de los mares", denuncia la organización con sede en Suiza en un nuevo informe.
Además el apetito del hombre por el pescado no deja de aumentar: a escala mundial el consumo medio por habitante ha pasado de 9,9 kg en los años 1960 a 19,2 kg en 2012.
El índice "Planeta Vivo" de WWF, que mide la población de animales marinos, registró un descenso del 49% entre 1970 y 2012.
Algunas especies han perdido casi un 75% de sus efectivos, advierte la ONG, que basa sus conclusiones en la observación de 5.829 poblaciones de 1.234 especies distintas.
La contracción más marcada tuvo lugar entre 1970 y mediados de los años 1980. Luego hubo una relativa estabilidad antes de que los efectivos de las poblaciones volvieran recientemente a reducirse.
Este índice global esconde sin embargo variaciones considerables entre las regiones del mundo: los efectivos suben en las latitudes elevadas (respecto a un nivel general en retroceso) y en cambio caen en medios tropicales y subtropicales.
Arrecifes coralinos en peligro
Los expertos también advierten que los arrecifes coralinos y praderas submarinas podrían desaparecer del planeta antes de 2050 como consecuencia del calentamiento global.
La pérdida de los arrecifes coralinos representaría una "extinción catastrófica de consecuencias dramáticas para las comunidades", advierte WWF, que recuerda que más del 25% de todas las especies marinas viven ahí y que cerca de 850 millones de personas se benefician de ellas.
"Colectivamente estamos llevando al océano al borde del precipicio", subrayó el director general de WWF, Marco Lambertini, en el prefacio del informe.
"En el espacio de una sola generación, las actividades humanas han degradado gravemente los océanos, capturando los pescados a un ritmo superior al de su reproducción y destruyendo los nutrientes", asegura, y subraya que el hundimiento de los ecosistemas oceánicos puede desencadenar "una grave crisis económica".
Un ejemplo es el del Mediterráneo, una de las zonas pesqueras más antiguas del globo, que hoy está sobreexplotada: cada año se pescan casi 1,5 millones de toneladas de pescado y un 89% de las reservas están agotadas.
En este mar "hay cuatro especies de tiburones de las que no se ha visto ningún ejemplar desde hace treinta años", lamenta Philippe Cury, un científico francés del Instituto de Investigación para el Desarrollo. "Y esto quiere decir que veremos extinciones en el futuro", asegura.
El informe de WWF destaca que las especies esenciales para la pesca comercial y la pesca de subsistencia son las que sufren un declive más agudo. Es el caso de la familia que engloba a peces tan apreciados como el atún, la caballa y el bonito, cuya población ha retrocedido un 74%.
"Las decisiones adoptadas en la conferencia mundial para el clima de París dentro de unas semanas tendrán un impacto decisivo para el futuro de los océanos", considera WWF y subraya que "los compromisos internacionales existentes distan mucho de bastar para evitar unos niveles de calentamiento y acidificación considerados desastrosos para los sistemas oceánicos, de los que a fin de cuentas dependemos todos".
Pero según la ONG existen soluciones, como proteger y reconstituir el capital natural marino, consumir de forma más razonable y dar la prioridad al desarrollo sostenible.
Fuente. AFP
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