La presentación del nuevo iPad en San Francisco (EE.UU.) fue lo que estaba previsto, nada más y nada menos, una puesta en escena bien orquestada para desvelar una tableta que superó a sus predecesoras pero careció del elemento sorpresa.
Deseo y decepción
Apple actualizó el dispositivo con una resolución de pantalla de alta definición similar a la que figura en los iPhone 4 y 4S, mejoró el procesador e hizo el aparato compatible con redes 4G.
Sin embargo, se olvidó de ofrecer algo original capaz de dejar a los analistas con la boca abierta, un factor que el fallecido Steve Jobs había convertido en un hábito.
El diario The New York Times habló de "cambios modestos", misma falta de entusiasmo que se recogían en blogs especializados como CNet o ZDNet, donde incluso se preguntaban si el debut de la tableta había sido decepcionante.
"En ningún caso es revolucionario", se aseguró desde el Digital Media Center de la prestigiosa Knight Foundation en un artículo que analizó las ventajas de la nueva tableta para su uso por profesionales de la comunicación.
Desde Apple, de hecho, se prefirió usar el término "resolutionary" para promocionar el producto, un juego de palabras que hace referencia en inglés a la revolución en la resolución, de la pantalla en este caso, más que a la innovación de la tableta en sí misma comparada con su antecesora, el iPad 2.
La compañía californiana sí pilló desprevenidos a los expertos en una cosa: el nombre de la tableta que ya había sido bautizada previamente por la prensa como iPad 3 o iPad HD se quedó simplemente en el "nuevo iPad", una nomenclatura criticada por resultar "genérica" y sin gancho, dijo Bonnie Cha, de CNet.
La falta de emoción, sin embargo, tiene más que ver con unas expectativas de evolución tecnológica demasiado altas que con la calidad del producto en sí, que fue bien valorado por los expertos y que supone un avance en prestaciones con respecto al iPad 2, la tableta líder del mercado.
La sensación que dejó la presentación del "nuevo iPad" fue similar a la de la última versión del iPhone, el 4S, que salió al mercado en octubre y que fue igualmente una actualización del modelo anterior.
Pese a las pocas novedades, entre las que destacó el asistente de voz Siri, el iPhone 4S batió todos los récords de ventas de teléfonos de Apple y todo apunta a que el "nuevo iPad" tendrá una acogida similar cuando se estrene en las tiendas el 16 de marzo en EE.UU.
Detrás de esta estrategia de actualización de productos podría estar el deseo de Apple de rentabilizar al máximo la inversión que realizó en innovación para su creación años atrás.
También podría ser un signo de un cambio de ciclo en la velocidad de renovación de hardware tras una década frenética, o simplemente una modificación de objetivos.
"No se trata ya más de tableta contra tableta. Se trata de ecosistema contra ecosistema", explicó Soumen Ganguly, analista de la consultora Altman Vilandrie & Co en declaraciones a CNet.
En otras palabras, el gran negocio no está en vender dispositivos sino en los servicios que éstos ofrecen a través de su plataforma de aplicaciones alojada en la nube y donde Apple compite por el liderazgo con Google, Microsoft, Amazon.
El "nuevo iPad" se pondrá a la venta con precios que oscilan entre 499 dólares para su modelo más básico y 829 para su versión más completa y coexistirá con el iPad 2 que pasa a tener una rebaja de 100 dólares.
Esa maniobra comercial facilitará que Apple atraiga hacia su ecosistema a los consumidores más sensibles con el factor precio y que estuvieran valorando comprar tabletas de gama baja de competencia.
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