Un estudio publicado este miércoles revela que el último gran deshielo del planeta no ocurrió de forma constante, sino que hubo un período de crecida abrupta del nivel de las aguas, que subió unos 20 metros en menos de 500 años. La velocidad a la que crecieron las aguas en ese período fue "significativamente mayor" a las estimaciones para este siglo, que predicen una crecida inferior a dos metros por siglo.
Nos tapó el agua
El último gran deshielo del planeta no se produjo de forma constante, sino que hubo un período de crecida abrupta del nivel de las aguas, que subió alrededor de 20 metros en menos de 500 años, informa este miércoles la revista científica "Nature".
El punto más activo de ese deshielo, que empezó hace 15.000 años y acabó hace 12.000, se produjo en el periodo entre hace 14.650 años y 14.310 años, cuando, según las mediciones de los expertos, el nivel del agua pudo ascender en Tahití entre 12 y 22 metros.
Los científicos participantes en este estudio basaron su investigación en mediciones efectuadas en esta isla del Pacífico, y concluyeron también que la mayor parte del agua procedió del deshielo de la Antártida.
En ese último gran deshielo los glaciares se derritieron casi por completo y elevaron el nivel de los mares alrededor de 120 metros en todo el mundo.
Esta crecida de los mares no fue ni gradual ni uniforme, sino que tuvo lugar de forma especialmente intensa en un periodo de unos 500 años, según Pierre Deschamps, geólogo e investigador principal del Centro Europeo de Investigación y Enseñanza de Geociencias del Medio Ambiente (CEREGE, en sus siglas en francés).
Así, durante esta etapa, el nivel de las aguas en esta isla de la Polinesia Francesa habría crecido entre 3,5 y 5 metros por siglo, según el estudio del equipo francés.
Para obtener estos datos, Deschamps y sus colegas estudiaron los fósiles de los corales y de una especie de caracola que habitaron en la costa norte, sur y oeste de Tahití.
El aumento de las aguas que este experto recoge en su artículo coincidió en el tiempo con la Oscilación de Bolling, una época en la que el clima se templó y las masas de hielo continentales liberaron grandes cantidades de agua en el mar.
Sin embargo, la cronología exacta del deshielo y el origen de sus aguas siguen sin esclarecer del todo, ya que el nivel de los mares no ascendió de forma uniforme, por lo que es necesario estudiar las crecidas en distintas costas del planeta.
Además, los expertos no solo tratan de averiguar cuánto crecieron los mares sino también cuál fue la fuente que produjo el incremento de las aguas, es decir, si lo que se derritió fue el Ártico, Groenlandia o la Antártida.
Los datos de la investigación liderada por Deschamps, en combinación con otro estudio llevado a cabo en las islas Barbados, sugieren que la mayor parte de esta agua procedía del deshielo de la Antártida.
Según los expertos, conocer mejor estos fenómenos permitiría comprender mejor cómo el cambio climático actual afectará a los hielos polares en los próximos años.
En este sentido, la velocidad a la que crecieron las aguas en el período estudiado por Deschamps fue "significativamente mayor" a las estimaciones para el siglo XXI, que predicen una crecida inferior a dos metros por siglo.
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