Ante esta nueva realidad, las administraciones públicas han de plantearse una evolución en los modelos de gestión de las ciudades, lo que se traduce en el concepto Ciudad Inteligente.
Ciudades Inteligentes
En una ciudad inteligente se utilizan las tecnologías de la información y las comunicaciones para hacer que, tanto su infraestructura como sus componentes y servicios públicos ofrecidos sean más interactivos, eficientes y los ciudadanos puedan ser más conscientes de ellos, según lo explicó en el marco de Expoestatal 2012, Ruth Gamero Tinoco, ingeniera de telecomunicaciones y especialista en gestión empresarial Smart Cities e invitada por Telefónica Colombia.
Según la ingeniera Gamero Tinoco “una Ciudad Inteligente ayuda a la gestión automática y eficiente de las infraestructuras y servicios urbanos, con la reducción del gasto público, el mejoramiento de la calidad de los servicios prestados y de la información a los ciudadanos”.
Alrededor de este concepto existen varios ejemplos de cómo gracias al uso de un teléfono inteligente los ciudadanos pueden tener contacto directo con las autoridades, acceder a servicios informativos que les facilitan el desarrollo de actividades cotidianas tan comunes como localizar un parqueadero.
Uno de los ejemplos es el de Copenhague, Dinamarca, ciudad en la que el 52 % de sus habitantes se transporta en bicicleta, razón por la que las autoridades decidieron instalar en las ruedas de algunas de ellas unos sensores que miden los niveles de ruido y de contaminación en el ambiente, de modo que al momento en el que un ciudadano finaliza su recorrido, en su teléfono se genera un mapa que indica los puntos más críticos en los que se presenta este fenómeno, lo que facilita la construcción de los planes de choque para preservar el medio ambiente por parte de los gobiernos y los mismos ciudadanos.
Es por esto que para el año 2020 se prevé que países como Perú hayan implementado el uso de las nuevas tecnologías en la planeación, la administración y la infraestructura de las grandes ciudades, evitando así que fenómenos actuales como el caos en la movilidad o la falta de conciencia ciudadana compliquen la cotidianidad de los peruanos.
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