2. La tecnología no tiene ningún valor sin el desarrollo profesional. El desarrollo profesional ha de ser prioritario; es de vital importancia formar al profesorado en la integración creativa de las TIC en su práctica docente diaria, no con sesiones de formación de una hora para enseñarles a usar una u otra herramienta.
3. La tecnología móvil "da para mucho". Se puede obtener mucho más de este tipo de tecnología que de cualquier otra. El alumnado trae sus dispositivos al aula pero les decimos que los apaguen; sin embargo, pueden sustituir a muchos y caros libros.
4. La palabra es temor. Los centros temen a todo: desde que las máquinas reemplacen a los docentes, pasando por el hecho de que el alumnado sepa más sobre la asignatura que ellos mismos, hasta herramientas web colaborativas, que los administradores bloquean y filtran con el fin de evitar algún tipo de encantamiento, y que sólo causa frustración entre el profesorado, que no tiene acceso a webs útiles para su trabajo, mientras que el alumnado tiene acceso a todo desde sus móviles.
5. Las TIC no son una moda pasajera. Hace mucho que han demostrado que están aquí para quedarse, y sin embargo continúa la prudencia a la hora de invertir en conectividad y equipamiento, y cuando se hace, es en muchas ocasiones para utilizar la mitad del potencial de los mismos, como por ejemplo centros que invierten en tabletas, que luego sólo se usan para pasar lista.
6. El dinero no es el problema. Existen montones de recursos y herramientas gratuitas, e incluso cuando dejan de serlo, aparecen de la nada otras que ofrecen prácticamente lo mismo.
7. Invitar a sentarse a la mesa a todas las partes interesadas. Sentar a la mesa a las administraciones, a los docentes, al alumnado y a las familias, debatir estas y otras ironías y contradicciones, y comenzar el cambio.
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