Un estudio realizado en Alemania y EEUU sugiere que jugar al fútbol puede ser dañino para el cerebro.
Verlo a veces también
Algo que ni los más acérrimos detractores del fútbol pueden negar, es el hecho de que en ese deporte se usa -mucho y literalmente- la cabeza. Se trata quizá del único deporte donde la testa se emplea permanentemente para golpear el balón.
Para colmo, y a diferencia de lo que sucede con otras partes de la anatomía, la cabeza del futbolista no se cubre con ningún tipo de dispositivo de protección.
Recientemente, un grupo de investigadores de la Escuela Médica de Harvard (EEUU) y la Universidad de Ludwig-Maximilian en Munich (Alemania) se preguntaron si tanto cabezazo podía dañar el cerebro de los players, y llegaron a interesantes conclusiones.
En sus investigaciones, los científicos emplearon tensores de difusión de imagen para comparar los cerebros de doce futbolistas de élite con los de ocho nadadores, ya que la natación es un deporte con baja exposición a golpes en la cabeza. La técnica del difusor de imagen proporciona información sobre la difusión de moléculas de agua en el tejido biológico, y por lo tanto puede revelar detalles acerca de su arquitectura microscópica. En la materia blanca del cerebro, responsable de la trasmisión de mensajes entre neuronas, la difusión de moléculas de agua refleja la coherencia, la organización y la densidad de las fibras, lo que hace que esta técnica de imagen sea altamente sensible a los cambios en su arquitectura.
Los resultados, citados por Muy Interesante, revelaron diferencias en la materia blanca en varias partes del cerebro responsables de la atención, del procesamiento visual y de la memoria. "En el estudio hemos incluido a personas sin diagnóstico de síntomas de conmoción cerebral", explica Inga K. Koerte, autora del trabajo. "Aún así, hemos encontrado cambios en el cerebro de los jugadores similares a los que se producen en pacientes con lesiones traumáticas leves".
"El origen de estos cambios no está claro", reconoce Martha Shenton, una de las autoras. "Una explicación podría ser el efecto de un trauma cerebral, aunque otros aspectos como el estilo de vida también pueden contribuir a los resultados observados". Los científicos destacan la importancia de seguir investigando en esta línea para entender el significado de los cambios producidos en el cerebro de estos atletas.
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