Un estudio alemán sugiere que durante los conciertos de música clásica se tose el doble de lo habitual.
Oído de tísico
Cuenta la leyenda que un célebre actor de teatro estadounidense salió una vez a escena con un pescado oculto entre sus ropas. Durante la obra, y al notar que desde el público surgía el habitual concierto de toses, arrojó el animal muerto a uno de los palcos mientras gritaba "tomen esto, hatajo de morsas, mientras los demás seguimos con el espectáculo".
El estentóreo sonido que tanto molesta a los actores teatrales, no es privativo de dichos espectáculos. De hecho, un reciente estudio realizado en Alemania, sugieren que tosemos el doble de lo habitual cuando nos encontramos en un concierto de la denominada música culta.
La tos en los conciertos es el tema de estudio del alemán Andreas Wagener, quien analiza la cruda realidad de cómo la gente tose más en medio de un recital que en su vida cotidiana.
"Toda la estadística existente sugiere que la gente tose dos veces más durante los conciertos", explica el científico en declaraciones a la cadena BBC
Además, desmiente el tópico de que las nuevas generaciones demuestran peores modales y menos respeto por la etiqueta. De hecho, señaló que el atronar de los tosigosos puede ser más fuerte si la media de la audiencia supera la tercera edad, ya que la acción de hacer fuerza con la respiración para sacar del pecho lo que molesta es considerablemente superior a que en otros momentos de la vida.
El especialista descubrió también que la acción de toser no es completamente aleatoria., sino que depende en parte del repertorio. La pieza que se escucha también incita a toser más o menos.
"Si se trata de conciertos más modernos, como por ejemplo música clásica del siglo XX, los movimientos más lentos y los silencios son interrumpidos con mayor frecuencia".
Según el estudio, con la tos se produce un efecto dominó durante un recital y también existe un efecto de ola o "avalancha" que se produciría cuando alguien empieza a toser y contagia a los otros.
Según el estudio, con la tos se produce un efecto dominó durante un recital y también existe un efecto de ola o "avalancha" que se produciría cuando alguien empieza a toser y contagia a los otros.
Para la concertista de piano Susan Tomes, el sonido de la tos es ya harto familiar. "Creo que tiene que ver con el hecho de que la gente está acostumbrada a escuchar música amplificada, y la clásica no lo es", sugiere
"Cuando acudes a un concierto de música clásica se te olvida lo silencioso que son los instrumentos acústicos. Creo que muchas personas cuando van a conciertos clásicos se dan cuenta de que el nivel de ruido es mucho menor que la música a la que están acostumbradas a oír a través de sus auriculares o en conciertos de música pop", agregó la ejecutante.
Tomes piensa que si bien para algunos ese silencio en los conciertos acústicos es reconfortante, para otros puede originar inconformidad que se manifiesta en la acción de toser.
Andreas Wagener se mostró parcialmente de acuerdo con la teoría de Tomes, pues "cuando alguien va a un concierto (de música clásica) sabe que debe permanecer en silencio".
"Es una cuestión de etiqueta, saben que no deben hablar o caminar, hacer ruido o toser, pero la gente sigue tosiendo en exceso".
Por ello, el investigador tiene una teoría que podría explicar este comportamiento: con la tos no se puede saber si es deliberado o involuntario.
"Esta ambigüedad permite que el tosedor de alguna manera participe en el concierto y rompa con la etiqueta".
Por su parte, la pianista confiesa que en algunos espectáculos la tos se hace más presente que en otra actividad social.
"Creo que a veces la gente no esta consciente de cómo suena para el concertista. Es un factor que causa mucha distracción", afirma.
Quizás por eso, en algunas ocasiones el músico hace una pausa para pedirle al público que se comporte.
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