El cofundador de Microsoft convertido en filantrópico global, Bill Gates, lanzó la búsqueda por un inodoro que sirva mejor a las necesidades de los países en vías de desarrollo.
Water Gates
La Fundación Bill y Melinda Gates inició así la "Feria de la Reinvención del Retrete" en Seattle (oeste de Estados Unidos) y concedió premios para las innovaciones más prometedoras.
"Los inodoros son extremadamente importantes para la salud pública y, si lo piensas, incluso para la dignidad humana", dijo Gates en un comunicado publicado en www.thegatesnotes.com.
"Los retretes de cadena que utilizamos en el mundo desarrollado son irrelevantes, poco prácticos e imposibles para un 40% de la población mundial, porque estos no tienen con frecuencia acceso a agua, electricidad, alcantarillas o sistema de tratamientos de aguas residuales".
La Feria de Reinvención del Retrete fue descrita como una concentración de más de 200 inventores, diseñadores, inversores, socios y otros apasionados sobre la creación de sistemas de gestión de desechos saludables, efectivos y baratos.
Universidades de Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos recibieron premios en una competición que comenzó el año pasado desafiando a los inventores a encontrar un inodoro mejor.
El primer puesto fue para el Instituto de Tecnología de California, por diseñar un inodoro que utiliza energía solar y genera gas de hidrógeno y electricidad.
La británica Universidad de Loughborough se situó en segunda posición con un retrete que transforma los desperdicios en carbón biológico, minerales y agua limpia.
El tercer lugar lo obtuvo la Universidad de Toronto por un inodoro que recupera los minerales y el agua y desinfecta los desperdicios humanos.
"Cuatro de cada diez personas en el mundo no cuenta con un lugar seguro para defecar", afirmó la Fundación Gates en un mensaje de video.
"Aproximadamente 2.500 millones de personas en el mundo no tienen acceso a sistemas sanitarios seguros para gestionar la necesidad básica y vital de eliminar sus residuos corporales", según Gates.
"Más allá de la cuestión de la dignidad humana, esta falta de acceso pone en peligro vidas humanas, crea una carga económica y sanitaria en los países pobres y perjudica el medio ambiente", afirmó Gates.
La comida o el agua contaminada con heces causan enfermedades intestinales que matan a 1.500 millones de niños anualmente, una cifra mayor que la de muertes por sida y malaria conjuntas, según Gates.
"Inventar nuevos inodoros es una de las cosas más importantes que podemos hacer para reducir la mortalidad y la enfermedad y mejorar la vida de las personas", concluyó el filántropo.
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