Los perros nos entienden mejor que cualquier otra especie, a veces incluida la nuestra, revela estudio.
A buen entendedor
Los perros logran interpretar gestos humanos que no tienen sentido para otros animales inteligentes como delfines, focas o cabras.
Un gesto aparentemente simple como el de señalar un objeto escondido no es comprendido por sus ancestros, los lobos, ni tampoco por los chimpancés, nuestros parientes más próximos.
Miles de años conviviendo con personas -y a menudo dependiendo de ellas para comer y sobrevivir- hicieron de los canes unos verdaderos especialistas en comportamiento humano, según indican dos investigaciones realizadas este año.
Ambas pesquisas -una realizada por el Instituto de Psicología de la Universidad de Sao Paulo y otra por el Instituto de Antropología Evolutiva Max Planck, de Alemania- arribaron a similares conclusiones.
El estudio alemán comparó las habilidades de canes y primates para llegar a un alimento escondido, siguiendo para ello "pistas" humanas. Del mismo participaron 20 chimpancés y 32 perros de diferentes razas y edades.
La idea era lograr que los animales halaran la comida oculta bajo una caja. Durante la prueba, una persona señalaba insistentemente con su dedo índice a la caja en cuestión.
Resultado: mientras los perros comprendían fácilmente la indicación, los primates se quedaban mirando al humano con cara de desprecio o interrogación.
"No podemos saber si los mono no entienden por tener menos capacidad de abstracción para esa tarea específica o si lo que sucede es que no confían tanto en los humanos. Los perros están acostumbrados a recibir beneficios de la gente, por lo que le conceden más valor a nuestras sugerencias", explica Juliane Kaminski, una de las autoras del estudio en declaraciones citadas por Folha.
Incluso cachorritos muy pequeños y sin ninguna clase de adiestramiento tuvieron éxito en la tarea. Un éxito mayor que el logrado por niños humanos de hasta dos años, para los que un objeto escondido simplemente deja de existir.
En el experimento brasileño, la psicóloga María Brandao, orientada por César Ades -el mayor especialista en comportamiento animal del país, fallecido en marzo- demostró que, además de comprender el gesto de señalar realizado por humanos, el perro logra retener esa información hasta por cuatro minutos, capacidad de comprensión y retención que no se esperaba en la especie.
Incluso cachorritos muy pequeños y sin ninguna clase de adiestramiento tuvieron éxito en la tarea. Un éxito mayor que el logrado por niños humanos de hasta dos años, para los que un objeto escondido simplemente deja de existir.
En el experimento brasileño, la psicóloga María Brandao, orientada por César Ades -el mayor especialista en comportamiento animal del país, fallecido en marzo- demostró que, además de comprender el gesto de señalar realizado por humanos, el perro logra retener esa información hasta por cuatro minutos, capacidad de comprensión y retención que no se esperaba en la especie.
"Incluso cuando se los distrae con otra actividad, ellos se acuerdan del objeto escondido y regresan en su busca", cuenta la especialista al mencionado diario. Brandao chequeó su teoría con 25 perros de diferentes edades y razas.
Generalmente, se pensaba que los perros aprendían este tipo de trucos o habilidades luego de recibir algún tipo de entrenamiento, hipótesis que la investigadora relativiza. "Entender u gesto que el dueño hace con sus manos parece ser una habilidad que los canes desarrollaron evolutivamente y no algo enseñado", refiere.
Las pesquisas de Kaminski y Brandao coinciden con otras realizadas en los últimos años, donde se destaca que humanos y perros han desarrollado juntos mecanismos de comunicación entre ambas especies.
Los perros desarrollaron el i de ladrar solamente para comunicarse con nosotros, y les salió bien, ya que los humanos somos capaces de distinguir si un ladrido es de advertencia, miedo o alegría, al menos en un 60% de los casos, reveló en 2005 un estudio practicado en Hungría.
Los perros desarrollaron el i de ladrar solamente para comunicarse con nosotros, y les salió bien, ya que los humanos somos capaces de distinguir si un ladrido es de advertencia, miedo o alegría, al menos en un 60% de los casos, reveló en 2005 un estudio practicado en Hungría.
En 2008, un estudio de la Universidad de Londres demostró que los perros tendían a bostezar instantes después de que lo hacían sus dueños. Ese contagio fue visto como una señal de empatía entre las especies.
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