Las terapias para trastornos emocionales como el temor o la ansiedad pueden verse limitadas por el estrés aún moderado, según un estudio de neurocientíficos de la Universidad de Nueva York distribuido hoy por Proceedings of the National Academy of Sciences.
BASTA DE ESTRÉS
Elizabeth Phelps, del Departamento de Psicología y el Centro para Ciencia Neural en esa universidad, y autora principal del estudio, explicó que los científicos han sospechado por mucho tiempo que el estrés puede mermar la capacidad para controlar las emociones.
"Éste es el primer estudio que documenta cómo el estrés, aún moderado, puede interferir con las terapias diseñadas para mantener el control de las emociones", señaló.
Añadió que "en otras palabras, lo que se aprende en la clínica puede no ser tan relevante en el mundo real cuando la persona está estresada".
En el tratamiento de los trastornos emocionales de los pacientes a veces los terapeutas usan técnicas de reestructuración cognitiva que animan a los pacientes a que alteren sus pensamientos o la manera en que encaran una situación a fin de modificar su respuesta emocional.
Por ejemplo, pueden enseñarles a enfocarse en los aspectos positivos o que no representan una amenaza en un acontecimiento o un estímulo que, de otra manera, puede causarles temor.
Los investigadores diseñaron un experimento de dos días para determinar en qué medida estas técnicas funcionan en el mundo real cuando las personas están sujetas al estrés de la vida cotidiana.
En el primer día, los investigadores crearon un temor entre los participantes mostrándoles imágenes de serpientes o arañas, algunas de ellas acompañadas de un choque eléctrico suave, y otra sin ese estímulo.
De esta forma condicionaron a los pacientes para que sintieran temor ante las imágenes acompañadas del toque eléctrico.
Luego se enseñaron a los participantes técnicas cognitivas para disminuir el temor causado por el experimento.
Al día siguiente, los participantes fueron divididos en dos grupos, los del estrés y los de control.
Los participantes del grupo del estrés sumergieron sus manos en agua helada por tres minutos, un método estándar en los estudios psicológicos para crear una respuesta de estrés moderado.
Los participantes del grupo de control sumergieron las manos en agua tibia.
Los investigadores midieron luego los niveles de cortisol en la saliva de todos los participantes. El cuerpo humano produce cortisol en respuesta al estrés, y los participantes estresados mostraron niveles más altos de cortisol que los del grupo de control.
Cuando se les mostraron nuevamente las imágenes de serpientes o arañas que debían causar temor o ansiedad, el grupo de control mostró una respuesta de miedo menor que el grupo estresado que no mostró reducción en el temor.
"Se ha demostrado que las técnicas congnitivas para el control del temor se sustentan en regiones de la corteza prefrontal del cerebro afectadas funcionalmente por el estrés moderado", señaló Phelps.
"Nuestras conclusiones indican que el estrés, aun el moderado como el que se encuentra en la vida cotidiana, puede disminuir la capacidad para el uso de técnicas de control del temor aprendidas anteriormente".
"Éste es el primer estudio que documenta cómo el estrés, aún moderado, puede interferir con las terapias diseñadas para mantener el control de las emociones", señaló.
Añadió que "en otras palabras, lo que se aprende en la clínica puede no ser tan relevante en el mundo real cuando la persona está estresada".
En el tratamiento de los trastornos emocionales de los pacientes a veces los terapeutas usan técnicas de reestructuración cognitiva que animan a los pacientes a que alteren sus pensamientos o la manera en que encaran una situación a fin de modificar su respuesta emocional.
Por ejemplo, pueden enseñarles a enfocarse en los aspectos positivos o que no representan una amenaza en un acontecimiento o un estímulo que, de otra manera, puede causarles temor.
Los investigadores diseñaron un experimento de dos días para determinar en qué medida estas técnicas funcionan en el mundo real cuando las personas están sujetas al estrés de la vida cotidiana.
De esta forma condicionaron a los pacientes para que sintieran temor ante las imágenes acompañadas del toque eléctrico.
Luego se enseñaron a los participantes técnicas cognitivas para disminuir el temor causado por el experimento.
Al día siguiente, los participantes fueron divididos en dos grupos, los del estrés y los de control.
Los participantes del grupo de control sumergieron las manos en agua tibia.
Cuando se les mostraron nuevamente las imágenes de serpientes o arañas que debían causar temor o ansiedad, el grupo de control mostró una respuesta de miedo menor que el grupo estresado que no mostró reducción en el temor.
"Se ha demostrado que las técnicas congnitivas para el control del temor se sustentan en regiones de la corteza prefrontal del cerebro afectadas funcionalmente por el estrés moderado", señaló Phelps.
"Nuestras conclusiones indican que el estrés, aun el moderado como el que se encuentra en la vida cotidiana, puede disminuir la capacidad para el uso de técnicas de control del temor aprendidas anteriormente".
EFE
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